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Episodio 5x01: "Un nuevo mundo".

[ Flashback: Iowa, Des Moines — 5 años atrás ] 


Era una mañana húmeda, muy común durante el invierno en aquella zona, pero la familia de Rosemarie estaba acostumbrada a aquello, tras tantos años de convivencia en aquel lugar. La chica, de tan solo  17 años estaba pasando por el último año de secundaria, donde todas las dudas acerca del futuro estaban presentes en su cabeza pero siempre se había caracterizado por ser muy positiva y alegre, aspectos heredados de su madre quién parecía ser una versión más adulta de ella y le encantaba, su madre era todo lo que quería ser cuando fuera más mayor.

El hielo del camino los obligó a disminuir la velocidad camino a la escuela. Debido a un movimiento algo brusco que su padre sin querer se vio forzado a realizar, obligó a Rose a quitarse los cascos donde escuchaba música, con algo de preocupación. Su mirada se desvió al vidrio de su lado y tuvo que pasar la mano —cubierta por un guante— para limpiarlo y así poder ver a través de ella.

Hoy está imposible de mirar, me siento como en una película de terror, de esas malas, — bromeó, como siempre hacía en el peor momento. Su hermano estaba al lado y fue el único que se río debido a aquel pensamiento. La chica le regaló una amplia sonrisa y estiró el brazo para despeinarlo un poco, su hermano menor era un completo nerd, por más que intentara cambiar su estilo.

Nuevamente el auto se sacudió y del susto, cerró los ojos por un par de segundos. — ¡Papá! — se quejó, pero más que nada intentaba transmitirle el susto, a lo que su madre sin aliento miró hacia atrás, queriendo hablarle.

¡Lo siento, cariño! — su padre respondió primero, a lo que su mamá volvió a la posición checando el cinturón de seguridad. Aquella reacción la obligó a hacer lo mismo, pero no sin antes revisar el de su hermano, lo que le tomó más tiempo de lo previsto.

Mientras se inclinaba hacia él su padre emitió quejas y preocupación acerca del mal estado en la que se encontraba el camino. Toda su vida había sido un buen conductor, bien apegado a la Ley del Tránsito, por lo tanto, jamás se había enfrentado a ninguna multa o problema con respecto a eso.

Antes de volver al siento ladeó la mirada hacia el frente, al camino y la niebla cubría prácticamente todo el lugar. De la nada una luz que la cegó apareció frente a ellos y sin poder calcular los segundos que pasaron de eso, todo se convirtió en una oscuridad fría y el principio de lo que sería, el final de su vida normal.

[...]


 — 2 meses después.

Sus ojos se abrieron con dolor, le pesaban y sentía que en cualquier momento la gravedad tomaría el control y se perdería, lo cual ocurrió en unas tres ocasiones, sin tener en claro cuánto tiempo entre uno y otro.
La siguiente vez intentó ser más fuerte y pudo lograrlo, por lo que cuando se sintió con energías, trató de moverse o al menos, sentarse, pero su cuerpo se envolvió en dolor y como era de esperarse, un quejido nació entre sus resecos labios. Sintió la puerta por lo que su vista cambió allí. Algo asustada intentó esconderse, pero era imposible porque su cuerpo parecía responder, se sentía como plomo, uno en esos momentos, inservible.

Una mujer rubia apareció por el umbral de la puerta y le dio una gran sonrisa. Suponía ella, por despertar o por intentar ser amable, creía que por ambas cosas.

Es bueno que estés despierta. Trata de no moverte demasiado, estuviste muy herida y tendrás que estar en cama varias semanas para poder sanar, — murmuró la chica, con un tono de voz tan maternal que le causó seguridad.

Yo... yo no sé dónde estoy, — soltó la morena, incorporándose con una punzada de dolor en la clavícula. Apegó la espalda en el respaldo y volvió a mirar a la mujer. Sus ojos se transformaron en unos de pánico y por la expresión de la chica, parecía habérselo transmitido porque ella se sentó en el borde de su cama, a su lado.

¿Qué me pasó? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué mi cabeza está en blanco? No sé... quien soy, — titubeó, espantada. No sabía que estaba llorando sino hasta que las lágrimas quemaron su rostro golpeado y se pasó las manos para poder secarlas. Su corazón latía a mil kilómetros por hora y la ahogaba, seguramente estaba comenzando a tener una especie de ataque de pánico.

Te hemos hecho escáneres, pero nada indica que tengas daño peligroso en el cerebro.— fue lo primero que le dijo, para tranquilizarla. Tomó su mano luego de tantear a que no la rechazara y con la mano libre acarició su mejilla con el pulgar, a modo de cariño.

Hace dos meses te encontramos tirada en el bosque, en lo que pareciera ser un accidente de coche. Tu familia no sobrevivió, lo siento mucho, — sentenció con pesar. La chica la miró sin sentir nada, no porque no los hubiera querido pero la palabra "familia" realmente no tenía una cara para ella o sentimientos.

La nula reacción de la chica obligó a la mujer a ponerse de pie y tomó una hoja de papel, para acercarla a ella.

Aquí, para no tenerte de desconocida, te hicimos algunas pruebas y descubrimos que tu nombre es Rosemarie Thompson. — murmuró, acercándole la página para que le echara un vistazo. Rose la tomó entre sus manos pero realmente no entendió mucho de las palabras científicas, por lo que nuevamente se quedó en silencio.

Mi nombre es Susan, pero puedes llamarme Sue. No necesitas tomar esta decisión por ahora, tienes tiempo, pero puedes quedarte con nosotros en este Centro llamado CAS, el tiempo que desees. No estás sola y te recuperarás, — sentenció con amabilidad, a lo que la chica simplemente asintió confundida y asustada. En esos momentos en lo único que pensaba era en el dolor en sus huesos y antes de tomar cualquier decisión, necesitaba salir adelante.

[...]



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